jueves, 10 de marzo de 2011

8 DE MARZO DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER POR CAROLINA MOISES




Festejar el Día de la Mujer siempre me pareció un posicionamiento de genero donde, en cierta forma, nos autodiscriminamos. Pero, también tiene su lado positivo, ya que las mujeres, en nuestra lucha por la reivindicación de derechos, nos encontramos con nuestra identidad femenina fortaleciendo el vínculo como grupo.

Además, siempre pensé que el discurso feminista que sostiene que somos “iguales” a los hombres es errado. No somos iguales, por naturaleza no lo somos. Ni mejores ni peores, somos diferentes. Y esa diferencia es lo que debemos honrar, y hacer respetar.

En ese camino estamos cotidianamente. Cuando, además de salir a trabajar, estudiar, proyectarnos en nuestras carreras profesionales, luchar por una sociedad mas justa, y dejar nuestra marca para construir un país mejor para nuestros hijos; también debemos lidiar con las tareas del hogar, las reuniones escolares, el cuidado de los chicos, los cumples infantiles, las vacunas, los pediatras, y un largo etcétera! Todo eso sin contar que queremos estar lindas y a la “moda”, entre cremas, maquillaje y peluquería! No será mucho?

Y si, es mucho! Y sacamos fuerza de donde no tenemos. Porque sabemos a donde vamos. A la realización plena de nuestros sueños, sean cuales fueran. Sin bajar los brazos. Sin rendirnos. Muchas veces cansadas por el esfuerzo y agobiadas por los problemas. Sin victimizarnos. Ponemos la mejor cara y seguimos adelante. Generalmente, pensando antes en nuestros seres queridos que en nosotras mismas.

Por eso, la lucha ahora es adentro. Adentro nuestro, adentro de nuestros propios hogares, con nuestras familias. Para redefinirnos como mujeres plenas, superando los prejuicios y condicionamientos sociales que nos marcaron desde nuestra infancia. Lo que debemos ser lo elegimos nosotras mismas, no los demás. Como tenemos que vivir es nuestra elección; casadas, solteras, con hijos o sin ellos, independientes o no, profesionales o amas de casa. Necesitamos entendernos en nuestros nuevos roles y aceptarnos sin culpas.

Ese desafío, es una construcción individual y colectiva al mismo tiempo. Y, para lograrlo, debemos resaltar esas virtudes que nos hacen diferentes. La solidaridad, la templanza, la paciencia, la empatia, la organización, la entrega, la fortaleza, las lágrimas, las sonrisas, y todas las emociones juntas, y otro largo etcétera. Sin renunciar a esas cualidades que nos hacen pensar que somos el “sexo débil”, cuando en realidad, todas ellas son las que nos hacen fuertes y distintas a ellos.


                                                                                    Feliz día a todas!

                                                                                    Carolina Moisés

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