CONFERENCIA DE PRENSA DE LA PRESIDENTA
DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, AL TÉRMINO DEL ALMUERZO CON EL
PAPA FRANCISCO EN EL VATICANO
Muy buenas tardes a todos y a todas. Les agradezco la presencia de tantísimos
periodistas, de tantísimos medios italianos, internacionales y argentinos. Les
pido disculpas también si los hice demorar mucho y se pusieron nerviosos, sé de
la urgencia de la noticia.
Realmente quería compartir con todos ustedes el encuentro que mantuve con
Francisco, nuestro Papa, nuestro Papa no porque sea argentino, nuestro Papa
porque es el Papa de todos aquellos que comparten la fe católica y creen en
Dios.
Obviamente su primer encuentro tuvo el agradecimiento mutuo; el mío, por
haber recibido la invitación de él para compartir su último almuerzo
precisamente antes de ser ungido ritualmente en la ceremonia que se llevará a
cabo mañana en la Plaza de San Pedro, como el Papa Francisco; y el
agradecimiento de Su Santidad al hecho de que yo viniera a almorzar con él; me
asombró mucho este agradecimiento porque obviamente cómo no iba a venir a
almorzar. Pero me gustó ese gesto que también remarca un poco lo que es, sin
lugar a dudas, uno de sus rasgos distintivos, la sencillez.
Luego de los intercambios de regalos, realmente me entregó libros, uno de
ellos muy interesante que son todas las conclusiones de la CELAM, que es
precisamente la Conferencia Episcopal Latinoamericana sobre diversos temas.
Estuvimos mirando el índice acerca de los temas que pueden ser interesantes como
tema de consulta de cualquier jefe de Estado, acerca del pensamiento de los
obispos latinoamericanos en determinados temas; una copia de la placa
precisamente donde figura mi nombre junto al de la presidenta Michelle Bachelet
y el de Benedicto XVI, cuando concurrimos con motivo de los 30 años de
celebrarse la paz del Beagle, y un mosaico también muy lindo sobre la fundación
de la Basílica de San Pedro, de la época de Alejandro VII.
Y también, lo más importante tal vez, porque fue un regalo íntimo y casi
personal del Papa Francisco, que fue una rosa blanca en representación de Santa
Teresita, porque es su santa preferida y es a la que él siempre le reza -así me
lo manifestó- para que la guardara junto a mis cosas.
Le entregué también en este caso los regalos que traíamos de la Argentina,
uno de ellos que es un conjunto de mate elaborado por los cooperativistas de
Argentina Trabaja, de cuero, que consta de un termo, una matera, una azucarera y
una yerbera, que lo ven aquí, y un mate con su respectiva bombilla, para que
siga tomando siempre mate. Este es otro modelo pero el que le dimos a él tenía
patitas, no todos los modelos son iguales, el de él era más lindo que este, muy
parecido, hecho por trabajadores cooperativistas argentinos. Y también un poncho
de vicuña para que se abrigue aquí del frío romano, del frío europeo, hecho de
vicuña en nuestra provincia de Catamarca, que yo sé que lo usa mucho porque lo
he visto en Buenos Aires con esos ponchos.
Luego de todas esas cuestiones que tienen que ver con el acercamiento, que
tienen que ver con el intercambio de regalos, pasamos después creo que a lo más
importante que es el diálogo que mantuvimos en un almuerzo a solas, fructífero,
importante.
Realmente además de agradecerle la invitación en la que me senté como
Presidenta de la República Argentina, en representación también de mi país, de
nuestro país, que es el país donde también nació el Papa, agradecí esta
deferencia que no es hacia la Presidenta argentina, sino que la siento como una
deferencia y una atención al conjunto del pueblo argentino. Yo por lo menos lo
vivencié de esa manera y él también lo siente de esa manera.
Luego de muchas anécdotas y de muchas cuestiones que tienen que ver con la
Argentina y demás, abordamos un tema muy sentido para nosotros, los argentinos,
para esta presidencia, y solicité su intermediación para lograr el diálogo en la
cuestión Malvinas. Lo hice con una doble convicción, en principio porque a los
argentinos nos tocó vivir otro momento mucho más dramático y mucho más terrible
en 1978, cuando Chile y Argentina eran gobernadas por dos dictaduras, una la de
Pinochet y otra la de Videla, y estuvimos a punto de un enfrentamiento bélico
entre ambos países por el Canal de Beagle. En aquel momento por la
intermediación de Juan Pablo II, a través de su representante el cardenal
Samoré, se llegó finalmente a un entendimiento, a un acuerdo que luego fue
plebiscitado en democracia, el Acuerdo del Beagle. Ahora estamos ante una
oportunidad histórica diferente, mucho más favorable, gobiernan ambos países, el
Reino Unido y la República Argentina, gobiernos democráticos, surgidos de
elecciones democráticas, no hay peligro de ninguna naturaleza bélica más allá de
la militarización que el Reino Unido está teniendo sobre el Atlántico Sur, no
solamente sobre las Malvinas. Argentina es un país más que pacífico y por lo
tanto lo único que queremos es que se cumplan las múltiples resoluciones de
Naciones Unidas para sentarnos a dialogar. Esto es lo que le pedimos al Santo
Padre, su intermediación para lograr un diálogo entre las partes. Nada más que
esto.
Nada más ni nada menos porque además creemos que es imprescindible que en el
mundo, este mundo globalizado tan complejo, comencemos todos los países a
cumplir precisamente todas las resoluciones de Naciones Unidas, que es la
organización madre que agrupa a todos los países del mundo y nuestro reclamo,
nuestro planteo es precisamente esa instancia al diálogo que ha tenido ya
Naciones Unidas en veintipico de resoluciones, el Comité de Descolonización y
así mismo numerosos foros internacionales como la CELAC, la UNASUR y los países
africanos últimamente en la declaración de Malawi. En fin, lo que estamos
reclamando es diálogo y hemos pedido a Francisco precisamente, al Papa
Francisco, que interceda para que ese diálogo entre el Reino Unido y la
Argentina pueda llevarse a cabo.
También -él fue quien sacó este tema de conversación, lo cual realmente me
impactó mucho y muy bien- me habló de la Patria Grande y cuando lo hizo me habló
obviamente de Latinoamérica y del rol que están cumpliendo los distintos
gobernantes de América Latina. Dijo exactamente que era formidable el rol que
estaban cumpliendo los distintos gobernantes de Latinoamérica porque trabajaban
unidos por la Patria Grande. Utilizó ese término, me dijo –y ahí fue donde me
conmovió definitivamente- porque era el término que utilizaban San Martín y
Bolívar. “Así que veo muy bien esa unidad de todos ustedes trabajando en pos de
esa Patria Grande”, dijo.
Sé que hay muchos periodistas europeos y tal vez el término Patria Grande no
les impresione, pero para una argentina, para una latinoamericana, escuchar en
boca de un Papa el término Patria Grande, y sobre todo para quienes pensamos de
una determinada manera, la verdad que me impactó, me impresionó mucho y
realmente no hace más que hacernos redoblar los esfuerzos en seguir en esta
dirección.
Igualmente hablamos de un tema en el que siempre se interesó y que es uno de
nuestros puntales en nuestras políticas en materia laboral, que es precisamente
por un lado la trata de personas en general y específicamente la esclavitud de
muchas personas. Le estuve explicando las políticas que estamos desarrollando,
que nos hemos hecho querellantes en numerosas causas que estaban un poco
paralizadas en materia de trabajo esclavo. Hay un gran compromiso por parte de
Francisco en este sentido, en la lucha contra la esclavitud, contra el trabajo
esclavo y contra la trata de personas, con lo cual nos sentimos absolutamente
identificados. Ambos compartimos que no se trata de un fenómeno contemporáneo,
que la trata de personas y el trabajo esclavo es algo que hace a la condición
humana, el hecho de que haya gente que tenga este tipo de actitudes hacia su
prójimo, y ambos coincidimos en lo mismo, es parte de la condición humana pero
debemos combatirlo fuertemente aquellos que tenemos responsabilidades
institucionales y él también en su prédica que en ese sentido ha sido
constante.
Finalmente también, como no podía ser de otro modo, lo invité a visitar la
República Argentina. Ustedes saben que el Papa no solamente es el jefe de la
Iglesia Católica Apostólica Romana sino que además es un jefe de Estado, el jefe
del Estado Vaticano, por lo tanto para visitar un país requiere dos
invitaciones, por parte del Estado que lo invita y su representante, en este
caso la Presidenta, y también por parte de la Conferencia Episcopal del país al
cual va invitado. Obviamente todos sabemos que en poco tiempo, en julio para ser
más precisos, estará en Brasil en el Encuentro Mundial de la Juventud, que ya
tuvo lugar en nuestro país durante el papado de Juan Pablo II. También me dice
que tiene una agenda…, desde mañana comienza a gobernar un Estado, el Estado
Vaticano, pero que obviamente desea visitar la Argentina y va a mirar la agenda,
debe consultarlo con sus colaboradores. Es obvio, me imagino la multiplicidad de
tareas de alguien que recién asume como jefe de Estado, más la agenda que ya
tenía. Quedamos en que vamos a seguir trabajando sobre esa fecha para la
República Argentina.
Finalmente quería decirles a todos ustedes, agradecerles la espera y decirles
lo que muchos me preguntaban, cómo lo vio, cómo lo sintió, cuál era mi impresión
personal. Lo puedo definir en tres palabras: lo vi sereno, lo vi seguro, lo vi
en paz, lo vi tranquilo, y podría decir que también lo vi ocupado y preocupado
por lo que va a ser la inmensa tarea, no solamente de conducir el Estado
Vaticano sino también el compromiso de cambiar las cosas que él sabe que deben
cambiar y sabe que son las demandas que él ha interpretado y se han comenzado a
ver en gestos, en actitudes diferentes, y que seguramente se verán en otras
políticas que él oportunamente decidirá. Pero lo vi sereno, seguro, tranquilo y
en paz. Muy buenos días.
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lunes, 18 de marzo de 2013
CFK SE REUNION CON EL PAPA FRANCISCO
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